sábado, 13 de abril de 2013

Perdidos

Nos pasamos por la vida caminando, sin una ruta, sin un propósito, sin un sentido... Dejamos pasar por alto lo que está a nuestro alrededor, o quienes están cerca, sin saber que por andar perdido en los senderos de la vida, podemos herir a quien más  nos quiere...



Hay veces que tenemos que tocar fondo para abrir los ojos a nuestras realidades.  Hay cosas que pueden estar con nosotros por años: puede ser una vieja herida, una inseguridad, un temor...Si no estamos conscientes, o simplemente decidimos ignorarlo, suele afectarnos, de manera que lo podemos transmitir a aquellos que están cerca.  No prestamos atención a las heridas que pueden causar nuestras palabras, o el dolor que puedan causar nuestros gestos.  Nos reafirmamos a diario que nuestras acciones son las correctas, aún cuando siempre hay una pequeña voz que nos dice que no es así.  No sé si es orgullo, o simplemente cobardía de aceptar que erramos, pero el problema aún más grande es que cuando nos confrontan, seguimos creyéndonos que estamos bien.  Hasta que de pronto comenzamos a señalar a todos los que están a nuestro alrededor, a culparlos por nuestras acciones y a reflejar el desprecio que sentimos por nosotros mismos, a esa otra persona.  Y cuando decidimos, engañados, a tomar una decisión para hacerle ver a esa otra persona cuán mal está, la realidad nos estalla en la cara, y todo se vira en contra nuestra, todo se derrumba a nuestro alrededor, y comenzamos a caminar por el camino gris de lluvia.   Y tocamos fondo, y abrimos los ojos, y aceptamos la culpa, vemos la realidad y lloramos un mar de lágrimas... Y si antes estábamos perdidos sin saberlo, ahora sabemos que lo estamos...

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